lunes, 28 de marzo de 2011

Actualidad

Un día cualquiera, en una ciudad cualquiera, en un país cualquiera, nació una niña preciosa. Sus maravillosos ojos lo miraban todo con curiosidad.
Y cuando empezó a caminar por la ciudad, la dijeron que para ser guapa, había que llevar vestidos bonitos, y dejó de sentirse guapa si no llevaba un lindo vestido.
Y la dijeron, que si cambiaba el color de su piel, sería más guapa, y la enseñaron a maquillarse, y dejó de sentirse guapa, si no iba maquillada.
La dijeron, que para ser guapa, tenía que ser más alta, y se puso, y sufrió, sus primeros tacones, y se sentía bajita, y enana, si no llevaba tacones.
La dijeron, que para ser guapa, tenía que ser delgada, ya nunca pudo comer lo que le gustaba sin sentirse culpable.
Y la dijeron, que su pelo, y la dijeron, que su cintura, y la dijeron, que su pecho..
Hasta que aquella niña se sentía tan fea, que todos los días necesitaba hacer grandes sacrificios, para sentirse un poco más guapa.
Terminó por estropearse la piel maquillándose a diario, destrozarse los pies al llevar tacones muchas horas, desnutrirse al mantenerse extremadamente delgada.
La habían enseñado a no creerse como era, a necesitar cientos de añadidos ortopédicos para ser digna de los demás.. Hasta que empezó a temer que los demás descubrieran como era ella en realidad.
Y sintiéndose fea, se enamoró de un chico, que la trataba como si ella no fuera digna de él, y a ella, le parecía normal.. Y sintiéndose así, fea, sin aceptarse a sí misma, permitió que la maltrataran.
No olvides nunca, que la verdadera belleza es una actitud, y que eres increíblemente preciosa cuando eres auténtica.




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